viernes, 27 de octubre de 2017

CRÍTICA: OJOS DE MADERA

Terror en un limpio clima de extrañeza

La primera película de Roberto Suárez, destacado director de teatro
Ojos de madera
Ojos de madera. Foto: Difusión
Una película rara, más todavía para el cine uruguayo. E interesante de ver, aunque triste. Curiosa, porque es en general en blanco y negro. Y porque dura algo más de una hora, un formato no tan frecuente. Y extraña también por el género, de un terror pesadillesco, fantasmagórico, que tiene de Fellini, de Buñuel y de David Lynch.

Es la historia de un niño silencioso, atormentado, con una imaginación potente, quizá enfermiza. Y que se inscribe en todo un mundo de parientes, juguetes y payasos, que subrayan el clima de extrañeza. Habitaciones con muebles viejos y objetos de otra época, dan cuenta de un tiempo de costumbres distintas, con fuerte presencia de lo religioso. Es una película sobre la distancia entre un niño y el ambiente que lo rodea.
Además, tiene del universo del teatro, no solamente porque en ella actúan muchos intérpretes de la escena montevideana, sino por el manejo de la cámara. Desde el montaje, a cargo de Guillermo Casanova, surgen algunos trucos fuertes a la vista, como dejar aparecer una imagen por un instante, al punto que apenas se la puede ver.

La película dura el tiempo justo, porque en ella pasan tantas cosas, que el espectador sale con la sensación de haber vivido una experiencia fuerte, tanto en los estético como en lo emocional. Roberto Suárez es un artista con un universo propio, y en su primer paso en la dirección de cine lo hizo notar. El espectador puede que viva Ojos de madera muy intensamente, o que se la tome más fríamente. Pero en ambos casos, conviene ir a verla.
FICHA

Ojos de madera [*****]

Dirección: Roberto Suárez. Sala: Nelly Goitiño. De jueves a domingos. Tickantel, $ 180.
CRÍTICA: OJOS DE MADERA

Terror en un limpio clima de extrañeza

La primera película de Roberto Suárez, destacado director de teatro
Ojos de madera
Ojos de madera. Foto: Difusión
Una película rara, más todavía para el cine uruguayo. E interesante de ver, aunque triste. Curiosa, porque es en general en blanco y negro. Y porque dura algo más de una hora, un formato no tan frecuente. Y extraña también por el género, de un terror pesadillesco, fantasmagórico, que tiene de Fellini, de Buñuel y de David Lynch.

Es la historia de un niño silencioso, atormentado, con una imaginación potente, quizá enfermiza. Y que se inscribe en todo un mundo de parientes, juguetes y payasos, que subrayan el clima de extrañeza. Habitaciones con muebles viejos y objetos de otra época, dan cuenta de un tiempo de costumbres distintas, con fuerte presencia de lo religioso. Es una película sobre la distancia entre un niño y el ambiente que lo rodea.
Además, tiene del universo del teatro, no solamente porque en ella actúan muchos intérpretes de la escena montevideana, sino por el manejo de la cámara. Desde el montaje, a cargo de Guillermo Casanova, surgen algunos trucos fuertes a la vista, como dejar aparecer una imagen por un instante, al punto que apenas se la puede ver.

La película dura el tiempo justo, porque en ella pasan tantas cosas, que el espectador sale con la sensación de haber vivido una experiencia fuerte, tanto en los estético como en lo emocional. Roberto Suárez es un artista con un universo propio, y en su primer paso en la dirección de cine lo hizo notar. El espectador puede que viva Ojos de madera muy intensamente, o que se la tome más fríamente. Pero en ambos casos, conviene ir a verla.
FICHA

Ojos de madera [*****]

Dirección: Roberto Suárez. Sala: Nelly Goitiño. De jueves a domingos. Tickantel, $ 180.
CRÍTICA: OJOS DE MADERA

Terror en un limpio clima de extrañeza

La primera película de Roberto Suárez, destacado director de teatro
Ojos de madera
Ojos de madera. Foto: Difusión
Una película rara, más todavía para el cine uruguayo. E interesante de ver, aunque triste. Curiosa, porque es en general en blanco y negro. Y porque dura algo más de una hora, un formato no tan frecuente. Y extraña también por el género, de un terror pesadillesco, fantasmagórico, que tiene de Fellini, de Buñuel y de David Lynch.

Es la historia de un niño silencioso, atormentado, con una imaginación potente, quizá enfermiza. Y que se inscribe en todo un mundo de parientes, juguetes y payasos, que subrayan el clima de extrañeza. Habitaciones con muebles viejos y objetos de otra época, dan cuenta de un tiempo de costumbres distintas, con fuerte presencia de lo religioso. Es una película sobre la distancia entre un niño y el ambiente que lo rodea.
Además, tiene del universo del teatro, no solamente porque en ella actúan muchos intérpretes de la escena montevideana, sino por el manejo de la cámara. Desde el montaje, a cargo de Guillermo Casanova, surgen algunos trucos fuertes a la vista, como dejar aparecer una imagen por un instante, al punto que apenas se la puede ver.

La película dura el tiempo justo, porque en ella pasan tantas cosas, que el espectador sale con la sensación de haber vivido una experiencia fuerte, tanto en los estético como en lo emocional. Roberto Suárez es un artista con un universo propio, y en su primer paso en la dirección de cine lo hizo notar. El espectador puede que viva Ojos de madera muy intensamente, o que se la tome más fríamente. Pero en ambos casos, conviene ir a verla.
FICHA

Ojos de madera [*****]

Dirección: Roberto Suárez. Sala: Nelly Goitiño. De jueves a domingos. Tickantel, $ 180.
CRÍTICA: OJOS DE MADERA

Terror en un limpio clima de extrañeza

La primera película de Roberto Suárez, destacado director de teatro
Ojos de madera
Ojos de madera. Foto: Difusión
Una película rara, más todavía para el cine uruguayo. E interesante de ver, aunque triste. Curiosa, porque es en general en blanco y negro. Y porque dura algo más de una hora, un formato no tan frecuente. Y extraña también por el género, de un terror pesadillesco, fantasmagórico, que tiene de Fellini, de Buñuel y de David Lynch.

Es la historia de un niño silencioso, atormentado, con una imaginación potente, quizá enfermiza. Y que se inscribe en todo un mundo de parientes, juguetes y payasos, que subrayan el clima de extrañeza. Habitaciones con muebles viejos y objetos de otra época, dan cuenta de un tiempo de costumbres distintas, con fuerte presencia de lo religioso. Es una película sobre la distancia entre un niño y el ambiente que lo rodea.
Además, tiene del universo del teatro, no solamente porque en ella actúan muchos intérpretes de la escena montevideana, sino por el manejo de la cámara. Desde el montaje, a cargo de Guillermo Casanova, surgen algunos trucos fuertes a la vista, como dejar aparecer una imagen por un instante, al punto que apenas se la puede ver.

La película dura el tiempo justo, porque en ella pasan tantas cosas, que el espectador sale con la sensación de haber vivido una experiencia fuerte, tanto en los estético como en lo emocional. Roberto Suárez es un artista con un universo propio, y en su primer paso en la dirección de cine lo hizo notar. El espectador puede que viva Ojos de madera muy intensamente, o que se la tome más fríamente. Pero en ambos casos, conviene ir a verla.
FICHA

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