STAR WARS
La galaxia que solo se expande
Se estrena lo nuevo de la saga de ciencia ficción
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PABLO STARICCO
Domingo, 10 Diciembre 2017 04:00
Mis encuentros con Star Wars se pueden dividir en tres tandas. La primera fue con las idas al cine entre 1999 y 2005. Me maravillé con la segunda entrega de películas del universo de ciencia ficción que George Lucas inauguró en 1977.
La segunda sucedió entre esas visitas al cine. Una señal de cable decidió pasar las primeras tres películas de Lucas -conocidas entre los fanáticos como “la trilogía original”- y decidí conservarlas para la posteridad.
Unos minutos antes de cada emisión (con versiones de las películas sin publicidades, afortunadamente) un casette de VHS estaba más que pronto para grabarlas. No las veía en ese momento porque las emitían tarde en la noche y al otro día había clases. Pero dormía en paz: sabía que podía visitar esa galaxia muy, muy lejana, cuando quisiera.
La última de esas tandas empezó en 2015 y sigue hasta hoy. Tres años después que el conglomerado Disney comprara el estudio de Lucas (Lucasfilm) y anunciara que comenzaría a filmar nuevas películas de Star Wars, El despertar de la Fuerza se estrenó en Uruguay.
Así comenzó una invitación que, desde entonces, se ha hecho anual. No solo fue la Fuerza la que se despertó, sino también el apetito de una base mundial de millones de fanáticos de varias generaciones que han respondido con entusiasmo ante el relanzamiento de Disney de la saga.
El jueves, la cita se repite con el estreno mundial de Los últimos Jedi.
El jueves, la cita se repite con el estreno mundial de Los últimos Jedi.
Hasta ahora, generalmente, los lanzamientos de Disney y Lucasfilm siempre han sido en diciembre. Tiene un sentido sentimental, si se considera que lo que parece unirnos a los fanáticos de Star Wars es una sensación de celebración, ideal para la llegada de las fiestas.
La emoción en la sala se siente, particularmente, cuando la pantalla se pone en negro y la banda de sonido del compositor John Williams -una de las más icónicas de toda la historia del cine- musicaliza la secuencia inicial de créditos que se dirigen hacia el centro de la pantalla.
Los últimos Jedi tendrá, sin embargo, una novedad frente a sus antecesoras en la saga. Será la primera vez en que una película de Star Wars retome la acción inmediatamente donde terminó la obra anterior.
La escena final de El despertar de la fuerza dejó la trama en alta con un encuentro entre Rey (la heroína de la nueva trilogía, interpretada por Daisy Ridley) y Luke Skywalker (Mark Hamill, el héroe de la entrega anterior junto a Harrison Ford y Carrie Fisher).
Con el pasaje de un sable de luz de una mano a otra, el final podía tomarse como un reflejo del modelo de producción cinematográfica que Disney tomó con la creación de Lucas.
Star Wars ya no es la obra de un solo creador, sino que forma parte un legado cultural mayor que la puso al servicio de la imaginación de nuevos realizadores.
En El despertar de la Fuerza, por ejemplo, el director J.J. Abrams la tuvo difícil. No solo tenía que crear una historia que resulte atractiva y comprensible para un público nuevo, sino también para los fanáticos más acérrimos y longevos de Star Wars, que a principios del milenio se vieron decepcionados con el regreso de Lucas a la saga. Y si bien de pequeño uno se dejó cautivar por la inventiva visual de Lucas, de grande es difícil no ver los pozos en sus guiones.
La solución de Abrams para que eso no suceda fue reciclar la premisa de La Guerra de las Galaxias (también conocida como Una nueva esperanza) y cargarla de interrogantes destinadas a responderse en otras películas futuras. Abrams, quien terminó de enamorar a Hollywood con su labor en la serie de misterio Lost, sabe como hacer eso.
El éxito de valor nostálgico se aseguró, también, con la presencia de Ford, Fisher y Hamill. En papeles secundarios, los actores sirvieron como un puente narrativo para unir los eventos de la nueva película, que suceden más 30 años después con El regreso del Jedi.
Tras Abrams, ahora le tocó el turno al director Rian Johnson de tomar la posta. En términos de Hollywood, Johnson es un desconocido. Más allá de tener un carrera interesante como cineasta (estaba muy bien Brick, un policial noir disfrazado de drama estudiantil), sus trabajos más populares a la fecha son la película de ciencia ficción Looper y su trabajo como director en episodios de Breaking Bad.
El fichaje de Johnson corresponde a un tono más de autor que la presidente de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, pretende darle a la franquicia. No solo para llevar a Star Wars más allá de espectáculo de entretenimiento que pretende dar, sino también para recobrar parte del valor de innovación en el género que Lucas brindó en las décadas de 1970 y 1980.
Esa intención, sin embargo, no ha resultado ser sencilla. Si bien Johnson parece haber logrado un entendimiento con el estudio (además de dirigir, escribió Los últimos Jedi y planea tres películas más), el detrás de escenas de Star Wars ha sido problemático en su manejo de los directores.
El primer ejemplo es el de la dupla de Phil Lord y Christopher Miller. quienes fueron despedidos del rodaje Solo: a Star Wars Story, película derivada que contará la juventud del personaje antes interpretado por de Harrison Ford. Al parece, el trabajo más de improvisación de los realizadores se desvió de las intenciones de Kennedy y fueron reemplazados por Ron Howard.
Otro caso fue el de Colin Trevorrow, director de Mundo Jurásico. Treverrow iba a suceder a Johnson en la dirección de Episodio IX pero también fue reemplazado. Y nada más que por Abrams, quien tomará las riendas del proyecto.
Es debido a esa danza de nombres que es importante para Disney y Lucasfilm que el éxito en la taquilla y con la crítica de Los últimos Jedi remueva la mala publicidad que los estudios cosecharon en los últimos meses.
Tienen todo para lograrlo. En primer lugar está Johnson, quien ha demostrado ser un narrador original algo que la saga también necesita en ese momento. Quitarse la sensación a remix que quedó tras El despertar de la Fuerza.
Por otro parte, y como la ha demostrado la promoción de Los últimos Jedi, la escala de producción creció más. Y eso que ya era grande. Las batallas espaciales, los duelos armados y el resto el diseño de producción aventuran uno de los estrenos visualmente más ambiciosos del año.
Además, Los últimos Jedi significa el retorno real de Hamill, quien en la entrega anterior no tuvo diálogos (una decisión arriesgada pero efectiva). Del actor, que tras su pasaje por Star Wars desarrolló una carrera enfocada en el trabajo del doblaje, se espera la redención de un héroe caído en desgracia por las circunstancias.
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Y si se sigue la tradición de la saga, a Los últimos Jedi a la toca ser la película “oscura”. Es decir, al igual que El imperio contraataca, una en la que los buenos no tienen un final feliz asegurado.
De darse esa combinación de elementos, podemos estar ante uno de los mayores espectáculos en del cine del año. Al menos, para un fanático como uno. En ese caso, ya es hora de considerar el estreno anual de una película de Star Wars (se vienen más) como lo que es: una verdadera fiesta.